El tiempo esculpido
El arte del cine debe ser el arte de tratar el tiempo, de recogerlo y re-formarlo respetando al máximo, el tiempo real, el tiempo "vivo".
El primer precepto del arte cinematográfico, corresponde a una tentación que Tarkovski comparte con muchos otros cineastas: la de la crónica.
La crónica es para el un ideal a todas luces positivo, siempre y cuando se manga en una cierta pureza y no se vuelva formalista. La expresión cinematográfica del tiempo solo es plenamente cinematográfica, conforme a la naturaleza del tiempo fílmico y del tiempo humano.
La tarea del cineasta es construir una imagen del tiempo partiendo de un registro no marcado: el cineasta es ese artista que sabe, de forma contradictoria, abstenerse de invertir en el acontecimiento filmado y su temporalidad, y a la vez dar forma al tiempo fílmico.
Tal es el valor subyacente a las celebres metáforas con que Tarkovski resume su concepción de arte cinematográfico: esculpir el tiempo, crear un ritmo. El ritmo cinematográfico esta determinado no por la duración de los planos montados, sino por la tensión del tiempo que transcurre en ellos.
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