Jim Jarmusch podría pasar a la historia como el director
que retrata el otro rumbo del sueño americano, influido por la cultura del jazz
o del rock clásico , y de una cultura underground que podría hacerse notar a
finales de 80’s y principios de los 90’s , añoranza por un pasado no muy lejano
al presente que este director experimentaba. Mystery Train no es una excepción
a su coqueteo con la deriva o los lugares de paso, Mistery train recorre al
cien por ciento estas temáticas.
En Mystery Train podemos ver como
la narrativa es el recurso principal del autor, exponiendo distintas
situaciones que se entrelazan reuniendo a todos los participantes en un Hotel
que presencia un asesinato. Tenemos la
visión norteamericana de unos Rocabillys Japoneses llevados a Memphis por un fanatismo
atemporal, una mujer italiana tratando de encontrar rumbo en la ciudad, los
mismos trabajadores del hotel y un grupo de ebrios buscando asilo.
El pesimismo
que ocupa Jarmusch es bastante naturalista, hace denotar que todos los personajes no
deberían estar en Memphis , aunque es la
ciudad de Elvis es una ciudad que está en la nada y en la decadencia total de
la cultura americana.
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