domingo, 11 de noviembre de 2018

We should talk about Kevin (2011) Lynne Ramsay


Esta entrega de 2011 de Ramsay fue muy sonada en los medios, ya que retrataba el contexto de riesgo que muchas escuelas en los Estados Unidos viven día a día. Retratar la intimidad de la formación cognitiva de un sociópata fue un riesgo que los directores, productores y actores tuvieron que tomar, ya que había la probabilidad de que existieran bastantes situaciones equivocas que profesionales médicos podrían haber notado. Pero no fue el caso, la trama se apegaba bastante a la realidad y las imágenes que se produjeron ocuparon recursos visuales que hicieron más fácil el del acceso del espectador al campo de lo sensorial que se pretendía mostrar.
Los recursos de los que hago mención son el simple uso de reglas expuestas por el Dogma 95 de Lars Von Trier en el cual los cineastas de abstienen del uso de grandes tecnologías y se inspiran en un cine de valores tradicionales con énfasis en la historia, el tema y la actuación.
Luces claras y limpias con planos que nos regalan cierta paz visual, son interrumpidas por rojos chillantes que son lanzados en forma de pintura a una vagoneta en manera de agresión o yuxtaponiéndose en la escena de la tomatina de San Fermín. Es el contraste en las imágenes el modo simbólico que usa la directora para anclar los sucesos y personalidades de los personajes que desembocan en el sórdido desenlace de esta entrega.


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