Stalker
Director: Andrei Tarkovsky
Año: 1979
Duración: 161 minutos
El cine es una segunda realidad, a la par de la literatura
que puede originar historias y mundos de la nada. Con la diferencia de que el
cine deja menos espacio a la subjetividad pues establece imágenes ya
visualizadas por alguien más, con características de los personajes ya
establecidas. Por ese lado, yo pienso, la literatura deja más libertad a la
imaginación y a la interpretación personal. Mientras el cine origina
experiencias más vívidas, inmediatas.
La cultura de masas “con ese efecto suyo especialmente adormecedor e irresistible”
(Tarkovsky, 2002: 207) crea sujetos de mal gusto que demandan productos de mal
gusto. Es la explicación de Tarkovsky de por qué hay tanta producción de malas
películas Me recuerda al texto La
violencia de mundo de Jean Baudrillard en el que explica que hay grupos de
personas que están en el poder, que establecen los gustos y lo que el común de
las personas debe consumir, éstas lo aceptan sin saber que es impuesto para
después demandarlo ellos mismos.
Podemos ver como sucede en la televisión con programas como Laura, Sabadazo, La Rosa de Guadalupe,
etc. Algunos nos hemos preguntado cómo diablos pueden existir estos programas,
pero si volteamos a un lado vemos a personas que les gustan estos programas y
los tienen como su máximo entretenimiento. Es en realidad un tema muy complejo.
Lo más positivo que me deja esta lectura son las ideas que
Tarkovsky tiene acerca de la libertad y de la espiritualidad. Da su punto de
vista de lo que para él es un artista consciente de su labor, de su papel en el
mundo y no sólo de sí mismo. De esto tenía ya algunas ideas y nociones previas,
nunca me lo había explicado con palabras pero al hacer mi obra lo planteaba
inconscientemente.
Éste libro a la par que habla del cine habla de la vida,
quizás por eso me resulte tan valioso al verme reflejada en sus páginas. Sin
duda Tarkovsky hizo con este libro lo que explica al principio del capítulo que
pasa con la literatura, que a través las palabras el escritor penetra en el
lector y este ultimo hace suyo ese escrito desde su subjetividad.
Por último y para resumir este capítulo: la responsabilidad del artista es ser fiel y honesto consigo
mismo.
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