En el capítulo Sobre
la música y los ruidos, Tarkovsky propone que la música no sólo acompañe a
la escena sino que dé lugar a experiencias emocionales en el espectador.
Hay que tomar en cuenta que perceptivamente se influye en
dos sentidos, la vista y el oído. Que ambos se interconectan y la imagen puede
generar ruidos en nuestra mente y los ruidos, imágenes.
Al comenzar la lectura de este capítulo me pareció buena
idea, siguiendo con las enseñanzas del buen Tarkovsky de que el cine tiene
estrecha relación con la vida, de que en la filmación los sonidos debían pertenecer
al ambiente en que se desarrollaba. Pero más adelante en el mismo capítulo
menciona que debe haber una selección de ruidos o se produce una saturación. Pues también los sonidos crean imágenes en nosotros. Si escuchamos
pasos que van escuchándose cada vez más cerca, imaginamos que alguien viene
hacia nosotros. Hay que saber discernir que sonidos incluir en una película o
vídeo pues cada dato aporta información. Además de eso el sentido que tiene la
historia que se plantea. En algunos casos quizás sea mejor incluir sonidos propios
del ambiente, en otros incluir acompañamiento musical de una orquesta o un
músico, plantear sonidos ajenos a la imagen que está sucediendo, e infinidad de
opciones, todo depende de la idea del director.
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