Andrei Tarkovski - Capítulos /
La imagen cinematográfica
En
este apartado Tarkovski nos habla de que la imagen tiende hacia lo infinito y
absoluto.
En el caso de la imagen artística, el autor ruso comenta que, se debe expresar del modo más adecuado posible la idea del autor, su tendencia hacia un ideal, es decir que las imágenes que existen sirvan para expresar la vida misma y no ideas o conceptos de la vida.
En el caso de la imagen artística, el autor ruso comenta que, se debe expresar del modo más adecuado posible la idea del autor, su tendencia hacia un ideal, es decir que las imágenes que existen sirvan para expresar la vida misma y no ideas o conceptos de la vida.
Tomando
como inicio esta postura del cineasta ruso, él pone a la vida como única e
inconfundible, la cual es recogida por el artista y la configura de manera que
sea sinceridad plena, en un sistema de imágenes, que son a su vez ecuaciones
determinadas que expresan la verdad y la consciencia del autor, ya que al no
poder percibir el universo en su totalidad, la imagen es capaz de expresar esa
totalidad.
En
el caso del cine, la imagen se basa en la capacidad de expresar como
observación la propia sensación de un objeto. Es por eso, que la imagen debe de
tener el efecto recíproco de elementos antagónicos, cuyo sentido fluye de uno
al otro, como en los vasos comunicantes y cuando cualquiera de sus elementos, sea
separado de los demás, está muerto. Por lo que si en el cine, el espectador ve
las intenciones del director y comprende con precisión, porque se lanza a una
acción “expresiva” necesaria, de inmediato el espectador deja de revivir emocionalmente
el acontecimiento que se muestra en pantalla. Esto en resumidas palabras quiere
decir, que una imagen sólo pretende generar recuerdos de la verdad siendo la
expresión más completa de lo típico y que a la vez es tanto más individual y única
cuanto mejor expresa lo típico.
Para
concluir y poniendo en conjunto los párrafos anteriores, Tarkovski, dice que el
ser humano sitúa a la obra de arte en sus propias conexiones vitales y lo une
con determinadas fórmulas de pensamiento, para después generar el camino más
breve entre lo que se quiere decir o expresar, y lo realmente producido en la
imagen finita, esto es una de las tareas más costosas en un proceso de
creación.
Sobre el tiempo, el ritmo y el
montaje
En
este otro apartado, Tarkovski dice que la imagen fílmica tiene un carácter
sintético.
Es decir, que ésta se encuentra determinada por el ritmo, que produce el flujo del tiempo, dentro de una toma. Para esto, se debe hacer uso del montaje, el cual, coordina planos y se debe tener en cuenta que dentro de cada plano existe un ritmo de tiempo, por lo tanto el montaje es la estructura generada a partir del ritmo de cada plano. Es aquí que el autor ruso propone que el montaje debe quedar anticipado antes del rodaje, y se debe determinar desde el principio el carácter de lo que se está rodando. Es entonces que el artista selecciona ese material, cómo fija esa materia – desde una sola toma – es lo que demuestra si el director tiene talento.
Es decir, que ésta se encuentra determinada por el ritmo, que produce el flujo del tiempo, dentro de una toma. Para esto, se debe hacer uso del montaje, el cual, coordina planos y se debe tener en cuenta que dentro de cada plano existe un ritmo de tiempo, por lo tanto el montaje es la estructura generada a partir del ritmo de cada plano. Es aquí que el autor ruso propone que el montaje debe quedar anticipado antes del rodaje, y se debe determinar desde el principio el carácter de lo que se está rodando. Es entonces que el artista selecciona ese material, cómo fija esa materia – desde una sola toma – es lo que demuestra si el director tiene talento.
Siguiendo
con estas ideas, Tarkovski habla que el ritmo de una película surge en analogía
con el tiempo que transcurre en un plano, es decir, no por la duración de los
planos montados, sino por la tensión del tiempo que transcurre en ellos.
Aquí
Tarkovski, dice algo sumamente importante acerca de la sensibilidad en el
director, la cual surge sí tras el acontecimiento visible se hace patente una
vedad determinada e importante. Es decir, cuando fluye por encima de los
límites del plano, vive en el tiempo sólo cuando el tiempo a la vez vive en
ella. Por lo que, el modo de construir una imagen pasa a ser un fin en sí
mismo. El director debe imponer un flujo de tiempo al espectador. Crear un
flujo de tiempo propio, reproducir en las tomas su propio sentimiento del
tiempo y llevar al espectador a ser parte de éste.
Esculpir en el tiempo
En
este apartado nuestro autor agrega que, la coordinación de planos diferentes
genera una ruptura del ritmo, pero si la coordinación viene dada por la vida
interior de los planos que se montan, puede resultar imprescindible para lograr
el ritmo de las imágenes. Por lo que él concluye que la sensibilidad temporal
en la presión del ritmo de las partes montadas, debe ser un elemento de la
percepción viva de un director. Es decir, que el montaje expresa la relación
del director con su idea. Es a través del montaje que se da forma definitiva al
modo de ver del mundo de un director.
Por
último Tarkovski comparte una idea con la que cierro está síntesis, la cual dice:
Si un director de cine dice que está haciendo una película de compromiso para ir reuniendo fuerzas para aquella otra película con la que sueña, eso es un fraude – lo que es peor – se está engañando así mismo. Y en ese caso nunca rodará su película.
Si un director de cine dice que está haciendo una película de compromiso para ir reuniendo fuerzas para aquella otra película con la que sueña, eso es un fraude – lo que es peor – se está engañando así mismo. Y en ese caso nunca rodará su película.
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