miércoles, 3 de febrero de 2016

Esculpir en el tiempo_ Andrei Tarkovsky. Introducción.

Para la labor artística, sea cual sea su expresión, hay siempre una intención y un fin. En su desarrollo ambas pueden cambiar, pero la que presenta más variaciones es sin duda el fin. En el caso del cine, y según lo que plantea Tarkovsky, el fin o destino es el público.  
En el mejor de los casos nos resulta fácil imaginar que los espectadores verán lo mismo que como autores visualizamos. Pero la realidad es que eso no pasa siempre.
Quizás puede resultar frustrante en un principio. (¿Acaso no puedo comunicar mis pensamientos con claridad?). Sucede que no tenemos en cuenta que todos y cada uno de nosotros tenemos influencias intelectuales, visuales y vivenciales muy variadas. Es por eso que aunque lo intentemos es imposible asegurar la transmisión de un mensaje que no conlleve en el otro algo de su repertorio personal.
Más es ahí, donde se encuentra la verdadera riqueza de compartir un trabajo, una opinión. Superada la frustración se entiende que la labor de comunicar es un ciclo que no empieza y termina en el emisor, sino que espera la captación y contestación del receptor también.

Como director de cine y creador, Tarkovsky fue, creo yo, afortunado por recibir cartas con la opinión de sus espectadores, no cualquier productor visual tiene la fortuna de saber que piensan los demás de su trabajo; y no un crítico especializado, sino esas personas “comunes”. 

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