Annie Hall: la
comedia descubre un mundo nuevo.
Annie Hall es considerada hasta la fecha como la máxima obra
de Allen. En ella el director crea un universo propio, por fin al margen de la
comedia de la época, de sus contemporáneos y predecesores, sin más tributos, la
pura expresión de las inquietudes del cineasta.
Esta honestidad es la que da vida al Woody Allen de la
pantalla, ese personaje neurótico, contradictorio, peleando constantemente en
sus adentros ente una soberbia intelectual y una clara minusvalía emocional
que, al momento de encontrarse con su contraparte, lo hacen vulnerable y torpe.
Este personaje, ya sea interpretado por Allen o cualquier otra persona, es una
constante en sus cintas.
Una clara muestra de esto es el inicio con un monólogo
directo a la cámara fija, técnica que ya había utilizado con anterioridad para
las reflexiones de sus personajes, pero que en este momento ya define, a partir
de un chiste y una cita de Groucho Marx, su personalidad. Dos citas bien
empleadas le dan profundidad psicológica al personaje. A partir de este
momento, la cinta es un recorrido por la posible respuesta a la pregunta
inicial de ¿dónde comenzó todo a salir mal? Con la salvedad de que esta es un
mero ejercicio intelectual, pues se trata de un personaje que no es del tipo
depresivo. Escenas de la vida cotidiana de una pareja van dibujando a dos
personas sumergidas en una monotonía y hartazgo que solo son evidentes al
momento de que parecen llegar a su fin.
Parados en la fila para entrar al cine, Annie y Alvy
discuten mientras detrás de ellos un hombre hace comentarios intelectuales
sobre un film de Fellini. Alvy se encuentra desesperado entre la discusión
sobre los problemas emocionales de Annie y su imposibilidad de soportar al
hombre que habla detrás de él. Ante esta desesperación, Alvy recurre al público
para descargar su descontento, pues claramente Annie no está dispuesta a
hacerlo. Habla a la cámara, la bestia de mil cabezas como solía llamarlo Tin
Tan cuando usaba la misma técnica, pero entonces, en ese momento de abstracción
cinematográfica, en ese instante de meta-cine, el hombre del cual se queja,
interviene para reclamar su derecho a opinar. En la discusión Alvy, ahora
hablando con el hombre, ya no dentro de la escena sino en un plano intermedio
entre el público y la película, un plano abstracto, acusa a su interlocutor de
no conocer en absoluto la obra de McLuhan. El otro responde que es un profesor
en la materia por lo cual tiene las credenciales como para opinar sobre el
pensador americano. Entonces, en un nuevo juego cómico, tras un cartel, se
encuentra McLuhan, quién le da la razón finalmente a Alvy, que ahora al margen
de los dos personajes vuelve con el público para rematar diciendo “Si así fuera
la vida”.
Se trata del trabajo más logrado del autor, el más
reconocido y copiado, incluso por el mismo, reutilizando gran cantidad del
estilo en todos sus filmes posteriores.
La redacción apresurada, el brinco entre articulaciones: personajes (puesta en escena), técnica (cámara) sumadas las teorias de la comunicación que todos deberíammos conocer? (interpretación) al parecer dan vueltas alrededor de un "algo", será el tema?... Yo te pregunto Viridiana Patlán. En que consiste el fundamento del texto? ó cuál es el interés que originó todo... y si tal vez... todo pudo ser diferente? y si "todo" y "todos" se puede utilizar así : sencillamente.
ResponderEliminargracias por escribir, una vez más!
Algo más..... intentá darle un respiro al lector... cuidado con la puntuación! y el alineado del texto, acompañado de una imagen.. seria posible?
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