martes, 11 de noviembre de 2014

Annie Hall: la comedia descubre un mundo nuevo.
Annie Hall es considerada hasta la fecha como la máxima obra de Allen. En ella el director crea un universo propio, por fin al margen de la comedia de la época, de sus contemporáneos y predecesores, sin más tributos, la pura expresión de las inquietudes del cineasta.
Esta honestidad es la que da vida al Woody Allen de la pantalla, ese personaje neurótico, contradictorio, peleando constantemente en sus adentros ente una soberbia intelectual y una clara minusvalía emocional que, al momento de encontrarse con su contraparte, lo hacen vulnerable y torpe. Este personaje, ya sea interpretado por Allen o cualquier otra persona, es una constante en sus cintas.
Una clara muestra de esto es el inicio con un monólogo directo a la cámara fija, técnica que ya había utilizado con anterioridad para las reflexiones de sus personajes, pero que en este momento ya define, a partir de un chiste y una cita de Groucho Marx, su personalidad. Dos citas bien empleadas le dan profundidad psicológica al personaje. A partir de este momento, la cinta es un recorrido por la posible respuesta a la pregunta inicial de ¿dónde comenzó todo a salir mal? Con la salvedad de que esta es un mero ejercicio intelectual, pues se trata de un personaje que no es del tipo depresivo. Escenas de la vida cotidiana de una pareja van dibujando a dos personas sumergidas en una monotonía y hartazgo que solo son evidentes al momento de que parecen llegar a su fin.
Parados en la fila para entrar al cine, Annie y Alvy discuten mientras detrás de ellos un hombre hace comentarios intelectuales sobre un film de Fellini. Alvy se encuentra desesperado entre la discusión sobre los problemas emocionales de Annie y su imposibilidad de soportar al hombre que habla detrás de él. Ante esta desesperación, Alvy recurre al público para descargar su descontento, pues claramente Annie no está dispuesta a hacerlo. Habla a la cámara, la bestia de mil cabezas como solía llamarlo Tin Tan cuando usaba la misma técnica, pero entonces, en ese momento de abstracción cinematográfica, en ese instante de meta-cine, el hombre del cual se queja, interviene para reclamar su derecho a opinar. En la discusión Alvy, ahora hablando con el hombre, ya no dentro de la escena sino en un plano intermedio entre el público y la película, un plano abstracto, acusa a su interlocutor de no conocer en absoluto la obra de McLuhan. El otro responde que es un profesor en la materia por lo cual tiene las credenciales como para opinar sobre el pensador americano. Entonces, en un nuevo juego cómico, tras un cartel, se encuentra McLuhan, quién le da la razón finalmente a Alvy, que ahora al margen de los dos personajes vuelve con el público para rematar diciendo “Si así fuera la vida”.
Se trata del trabajo más logrado del autor, el más reconocido y copiado, incluso por el mismo, reutilizando gran cantidad del estilo en todos sus filmes posteriores.


2 comentarios:

  1. La redacción apresurada, el brinco entre articulaciones: personajes (puesta en escena), técnica (cámara) sumadas las teorias de la comunicación que todos deberíammos conocer? (interpretación) al parecer dan vueltas alrededor de un "algo", será el tema?... Yo te pregunto Viridiana Patlán. En que consiste el fundamento del texto? ó cuál es el interés que originó todo... y si tal vez... todo pudo ser diferente? y si "todo" y "todos" se puede utilizar así : sencillamente.

    gracias por escribir, una vez más!

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  2. Algo más..... intentá darle un respiro al lector... cuidado con la puntuación! y el alineado del texto, acompañado de una imagen.. seria posible?

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