Lo que en verdad da miedo
Manuel Parra
Un
día por la noche miraba el canal de tv Gold,
el cual repetía continuamente su ciclo de películas de terror, una lista en la que
todos los títulos recurrían constantemente a las palabras: terror, sangriento o
muerte; como si los productores de las mismas no estuviesen seguros de la
intención de sus filmes e intentaran por medio de estos calificativos convencernos
de lo espeluznantes que debían ser. Entonces me pregunte ¿Por qué me resulta más aterrador el cortometraje cubano “Camionero” de Sebastián
Miló, que esas películas de masacre y violencia gratuitas?
Caminero
un cortometraje de 28 minutos, es capaz de estremecer por la veracidad y actualidad
del tema (el bulling). La historia
gira en torno a Randy, alumno de un internado, donde se encuentra constantemente acosado por el bulling efectuado por Yerandy y sus
amigos, sometiéndolo a toda clase de abusos y humillaciones, incluyendo las
sexuales. Hasta que es ayudado por Raidel, quien mata a los abusadores; más que
por defensa de Randy, lo hace por salvarse a si mismo de ocupar el sitio de
este quien se ha suicidado. Tal vez de esto se trate el terror: de jugar con el
subconsciente del público, convertir el miedo en realidad, en vez de
simplemente atascar la pantalla de un montón de sangre y carne, recreando cualquier
de carnicería.
Guzmán
Urrero en su artículo “El terror en tiempos de cambio” dice:
Temores antiquísimos son los que laten detrás de las
películas de terror. Miedos que, antes que el cine, recogió la literatura, y
que la gran pantalla se ha encargado de actualizar… Las épocas cambian y con ellas sus individuos
por lo tanto las causas que les excitan y asustan se modifican con ellas. En la
primera mitad del siglo XX el cine de
terror expresionista apelo a un estado inconsciente de la mente humana que fue
sin duda rebasado por los horrores de la gran guerra, entonces los monstruos se
quedaron de lado para ceder su lugar a criaturas que por su estirpe aterraron aun más: los sicópatas.
Tal pareciera que la guerra le quedo a deber una gran cantidad de
sangra a la humanidad o ¿eran quizá los sentimientos de toda esa masacre los
que solo se conciliaban por medio de las muertes en la pantalla? Como sea que fuera los sicópatas
se alimentaron en el mejor de los casos de las terribles pero ciertas historias
de los asesinos seriales como Teb Bondi (1994) o la masacre en Texas (1974), y
en los peores casos se alimentaron de los esteroides que Hollywwod les
inyectaba. Pero en el terreno comercial ganaron las películas que dejaban poco
a la imaginación de los espectadores y proscribieron la maestría de los filmes
de Hiskcott, alienando a los públicos para que corrompieran sus gustos por la
trama y el suspenso.
Bibliografía
Miló, S. (Dirección). (2012). Camionero
[Película].
Urrero Peña, G. (s.f.). Recuperado el 10 de
diciembre de 2013, de
https://www.guzmanurrero.es/Cine-clasico/historia-cultural-del-cine-de-terror/Terror-en-tiempos-de-cambio.html
Efectivamente, la sangre, es un articulo corporal que ha dejado de ser moneda de cambio para la alteración de los sentidos. Los cuestionamientos que presentas ¿lograrían ser aumentados o resueltos por otros documentales o filmes?. De ser así, podrías compartir otros filmes que consideres terroríficos?
ResponderEliminar