Este capítulo me ofrece una concepción nueva del cine. Cómo una máquina de pensar, que es más sincera. Menciona que el cine ve más que el ojo en la realidad, logra llegar a cuestiones más esenciales. Sustituye de cierta forma nuestro pensamiento con una idea concreta en el momento en que es vista, pues su ruptura con la realidad, va más allá de nuestra limitada concepción, permitiéndonos acceder a la interioridad de los objetos filmados, creando así cuestionamientos ontológicos. Inicia con reflexiones filosóficas y psicológicas, el cine en realidad no imita al tiempo real, crea su propio tiempo y con él, concibe el movimiento, hay una relación de espacio - tiempo.
Nunca había notado eso del cine, lo del tiempo sí, pero no lo esencial.
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