El Resplandor
Stanley Kubrick. Estados Unidos, 1980
El resplandor es una de las películas
más icónicas del siglo XX y la historia del cine, una de las obras primas del
director británico Stanley Kubrick basada en un cuento de Stephen King el cual prácticamente
disecciono para tomar de base algunas referencias para utilizar en su filme,
sin embargo, una obra no tiene mucho que ver con la otra mas que los nombres de
los personajes y algunas locaciones o pequeños acontecimientos en la trama.
Básicamente Jack Torrance junto
con su esposa Wendy y su hijo Dany viajan a un hotel en las montañas de
colorado para cuidarlo durante el invierno, el enclaustramiento y el lugar
mismo el cual se encuentra maldito pues fue construido sobre territorio indio hace
que el padre de familia Jack quiera asesinar a su familia con un hacha como el
cuidador Delbert Grady una década antes.
Se ha analizado hasta el cansancio este
metraje pues se encuentran cientos de referencias a eventos, metáforas y algunas
cosas que básicamente no tienen ningún sentido, desde teorías de la conspiración
hasta abuso sexual incestuoso, para no entrar en detalles sobre todas estas teorías
podemos afirmar que el contenido básico de la película es el exterminio apache,
pues es una referencia que aparece una y otra vez durante todo el largometraje.
El director quería hablar de un modo metafórico sobre este exterminio, la
memoria de los lugares y de cómo ciertos eventos tienden a repetirse una y otra
vez.
El terror que se experimenta
es en si gracias a las imágenes presentadas, pero también se vuelca mas hacia
el terror psicológico, aunque más allá de que tan buena película de terror fue,
el resplandor ha trascendido gracias a su perfección. Kubrick era una figura
muy importante para 1980 y tenía un poder increíble dentro del mundo del cine, dándole
una libertad creativa y financiera que solo los grandes exponentes tienen, para
el resplandor, creo un set gigantesco idéntico a los hoteles que visito para
inspirarse, de este modo el ambiente era controlado lo cual le permitió grabar
cada escena mínimo unas treinta veces para que todo fuera perfecto, como la
avalancha de sangre que se tardó dos años en filmar, el resplandor fue una proeza
cinematográfica, un infierno de grabar como solo las grandes y más icónicas producciones
pueden hacerlo pero con resultados que son tan excelsos que valen la pena el
sacrificio.
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