jueves, 10 de marzo de 2016

Andrei Tarkovski - Capítulo / Predestinación y destino.

En este capítulo Tarkovski aborda los orígenes del cine,  en donde pone de manifiesto que este medio fue el resultado de una innovación tecnológica a partir de una necesidad determinada. Si pensamos en la pintura, en sus vestigios más antiguos, y nos remontamos a los primeros grupos humanos, tendremos que pensar en sus necesidades inmediatas de su época. La pintura tiene milenios, mutando constantemente, dependiendo del grupo humano que la conciba, en cambio, el cine tiene menos de 130 años de existencia, podríamos decir que es un medio prácticamente nuevo. 
Con esto, el autor ruso apunta que el cine, al igual que otras artes es generado por su tiempo y que este medio sólo ha podido recoger un poco de la visión intelectual y emocional del mundo. Siguiendo con la idea de que el tiempo determina el arte, Tarkosvki escribe que fueron estas sociedades industriales las que abogaron por la especialización de los individuos, marcando así, su destino social. Esto provocó la generación de un medio que reflejara la situación de su tiempo, fue entonces que nació el cine. 
A inicios del siglo XX, cuando ya se había gestado este ser humano moderno, comenzó su búsqueda por rellenar las lagunas de su propia experiencia, y en el dinamismo del cine se refugió. Para Tarkovski estaba claro, la vida moderna ha dejado a este ser humano moderno lleno de inquietud y falto de relaciones humanas.

Aquí quiero hacer un paréntesis a partir de lo que hasta ahora dice Tarkosvki en estás primeras páginas de este capítulo. Pienso en que la generación de todo nuevo modo de crear imágenes deviene en aspectos desconocidos de la realidad, hablando de cualquier arte, su generación está intrínsecamente relacionado a su época, es decir, el arte sirve al estado del tiempo de los individuos en una sociedad, con esto quiero decir lo que sostiene Tarkovski, que la cinematografía es hija de la era industrial del ser humano.

Siguiendo con el capítulo, el cineasta ruso también apunta que la conciencia colectiva no pasa desapercibida ante un fenómeno artístico realmente original, inclusive extraordinario, y esto se relaciona con que el éxito masivo de una película es sinónimo de un producto de la cultura de masas y no de una obra de arte. Tarkovski también apunta que actualmente no cabría la posibilidad de una reacción unánime ante un fenómeno artístico realmente original. Con esto estoy parcialmente de acuerdo, puesto que por un lado los individuos de las actuales sociedades post-industriales, ya contemplan un gusto particular en un tipo de arte, tienen intereses comunes, ideas comunes y un nivel intelectual similar con los autores-artistas, estos individuos también cuentan con una oferta de contenidos y servicios como la que nunca se había visto en la historia de la humanidad.
Pero por otro lado, existen tendencias que afectan a toda la sociedad, como lo es el internet en todas sus facetas. Tarkovski en la época en que vivió, pudo vislumbrar la denominada Globalización, la cual actualmente nos puede llevar los mismos contenidos y servicios a cualquier parte del mundo, generando con esto que grandes grupos humanos reaccionen de manera similar ante ciertas propuestas audiovisuales. Pero al final de cuentas nuestro autor tenía razón en decir que ya no podría existir una reacción unánime ante una propuesta artística, por que si bien los nuevos medios crean públicos, estos espectadores dirigen la atención a contenidos de su agrado, pero actualmente el número de contenidos es inimaginable, simplemente para ponerlo con un ejemplo en números, el sitio web Youtube ostenta alrededor de 8000 socios con canales cada uno de ellos con contenidos específicos, de los cuales en conjunto han subido un aproximado de 400 millones de vídeos y estás cifras siguen aumentado cada año. Con esto queda claro que Tarkovski, era un visionario con respecto al impacto de los contenidos audiovisuales, las propuestas artísticas y los espectadores.

Retomando al cine, el autor ruso propone pensar en que una película es una selección, es decir, es la subjetividad percibida por el propio autor quien busca un lenguaje propio para expresar sus ideas propias, las cuales según Tarkovski, en el proceso de pasar de las notas a la realización, no cambia la sustancia, es decir, del guion a la filmación tiene que permanecer el contenido de las ideas.Esto se debe porque toda la estructura de la película está sin terminar hasta el último momento, y es una lucha constante con el material que el artista intenta dominar en la realización de su obra.
A partir de esto, Tarkosvki pone mucho énfasis en que el artista no busca procedimientos, como tales, por motivos estéticos. Más bien, tiene que dar, con medios que estén en condiciones de formular adecuadamente su relación con el mundo, su relación como autor y con esto reafirma la idea de que el cine es hijo de su tiempo, de que el arte deviene de la vida. Por lo tanto, para nuestro autor, no hay búsqueda o experimentación, es más bien, una visión total del autor expresándose en un medio necesario para que fluya esa visión. 
En concreto, se puede decir que experimentar con materiales o medios, por el puro hecho de experimentar, no tienen para él un sentido o una razón de peso, porque al realizar esto, únicamente tendremos una forma de configurar datos e informaciones que podríamos hasta obtenerlos objetivamente, pero no una idea que llega a partir de un material y su forma.


En resumen a todo esto, Tarkovski dice que la expresión de las convicciones más profundas de una personalidad única, se pueden encontrar en la obra de arte, puesto que ésta es la fusión de forma y contenido. Una vez más, el arte como el estado/situación del tiempo del individuo en una sociedad.

1 comentario:

  1. Labor terrible la del hacer y aún más grande labor la del sentir, da como resultado: la respuesta anhelada de obtener aquel recurso material que responda y corresponda a los ideales del individual. El hacer se convierte en osadía. labor hermeneútica. Te comparto este fragmento de Oliverio Girondo

    ¿DÓNDE?
    ¿Me extravié en la fiebre?
    ¿Detrás de las sonrisas?
    ¿Entre los alfileres?
    ¿En la duda?
    ¿En el rezo?
    ¿En medio de la herrumbre?
    ¿Asombrado a la angustia,
    al engaño,
    a lo verde?
    No estaba junto al llanto,
    junto a lo despiadado,
    por encima del asco,
    adherido a la ausencia,
    mezclado a la ceniza,
    al horror,
    al delirio.
    No estaba con mi sombra,
    no estaba con mis gestos,
    más allá de las normas,
    más allá del misterio,
    en el fondo del sueño,
    del eco,
    del olvido.
    No estaba.
    ¡Estoy seguro!
    No estaba.
    Me he perdido.

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