“NACIMOS EL 31 DE
DICIEMBRE”
“Yo me llamo Payaso
en mi cédula. Desde que entendí que era el que tenía los zapatos grandes y la
nariz roja la gente no para de burlarse. Yo les digo que me llamo Pablo pero
no, ellos me siguen llamando Payaso. Ese es mi nombre y me da vergüenza”
Documental que denuncia la agresión
en contra de Unos 10.000 indígenas colombianos wayuu, quienes fueron víctimas
de registradores 'cómicos' en su país y que las autoridades lo consideran, como
un error por no saber la lengua wayunaiki.
A los indígenas wayuu, que
habitan en la Guajira, les parece que es una burla pues en lugar de ponerles
sus nombres reales, los funcionarios del registro en los años 70 les pusieran
nombres como Bolsillo, Cosita Rica, Zapato, Heroína, Marihuana, Eme Diecinueve,
Borracho, Coreano y GoodYear. Además, miles de indígenas wayuu aparecen en sus
cédulas como nacidos el 31 de diciembre.
Esta película retrata lo que
podría ser una violación generalizada de los derechos humanos, por funcionarios
estatales a miles de indígenas en toda América. Les cambiaron el nombre porque eso
les pareció escuchar cuando los indígenas que no hablaban español les dijeron
sus nombres. De ‘Raspayet’ a Raspahierro y de ‘Gastoila’ a Cosita Rica.
Esta historia surge del libro ‘Manifiesta
no saber firmar’. Escrito por una indígena wayuu de nombre Estercilia Simanca.
En este libro existen nombres como Gorilla, Motosierra, Heroína. “Y todos son
nacidos el 31 de diciembre”. El problema se genera cuando los
políticos de Colombia se dan cuenta que podían tener dos millones de votos que
estaban perdidos en los desiertos de la Guajira, y comienzan a realizar brigadas
para registrar a los indígenas y entregarles identificación oficial (sumarlos
al padrón electoral). Ay mujeres a quienes les cambiaron la edad. Algunas
tenían seis años cuando las registraron y ahora en sus documentos de identidad
aparecen con 13 años más de los reales. A la autoridad no le importo quién ni
con qué nombre los registraran, sino que sirvieran de voto a cambio de un pedazo
de piloncillo o incluso de nada. Eta es una forma de señalar que la cultura que
vale es la cultura blanca, todo lo que no se parezca a la cultura occidental no
sirve y habrá que destruirlo y desaparecerlo.
Corregir el nombre no es
sencillo. Sólo salir de la ranchería para llegar a la ciudad de Uribia, hacer
la escritura pública y cambiar el nombre ante el registro, cuesta alrededor de 200.000
pesos, que muchas personas no tienen. Este documental dirigido por Terra
Priscila Padilla, pretende que se acepte que se cometió un error y que el
estado lo subsane.
Mineral del Monte. Hidalgo., a 23 de
abril de 2015.
Carmelo Santos López
7° semestre
No. De cuenta 256778.
La identificación de los motivos para generar una producción pueden contener intenciones ocultas. Es magnífico que tu interés por los temas sociales, no claudique. Sí! sé crítico, pero intenta guardar la mesura para identificar tus objetivos visuales.
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