jueves, 2 de octubre de 2014

Una imagen es… una impresión de la verdad a la que podemos dirigir nuestra mirada desde nuestros ciegos ojos.
Buscar el sentido eterno de una imagen va más allá de la pura observación, tiende hacia lo absoluto y lo infinito, se inclina hacia la búsqueda de la verdad sobre la vida humana. Crear una imagen que pueda dar a entender lo que el artista ve y quiere decir acerca del mundo que lo rodea, debe pues ser del mismo modo, denotar la pureza de lo que nos quiere comunicar.
Como al principio se mencionó la observación es la parte primaria sobre la imagen, siendo esta más precisa se puede acertar o acercar mayormente a la concreción de la imagen y que a su vez sea una imagen para el mundo, pudiendo llegar a tocar fibras muy profundas.
Así pues, el espectador viendo la magnificencia de la obra, puede vincularse de un modo u otro, al realizar la introspección de un modo u otro siempre encuentra una identificación que haga nexos con su memoria, creando una confrontación o por decirlo de manera burda un golpe frente a frente con el ideario tanto del artista como del receptor.

La imagen es algo fantástico. En cierto sentido es incluso más rica que la propia vida, en el sentido en que expresa la idea de la verdad absoluta. Como se ha dicho desde hace mucho menos es más, en este caso es lo mismo, cualquier creación tiende a la sencillez, a una expresión sencilla en grado máximo, supone un tender a la profundidad de la vida reproducida, al querer enfocarse aa conseguir una imagen finita no es una tarea fácil.

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